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sábado, 23 de mayo de 2015

Hora de partir

Que tu viento me arrase y me ayude a zarpar a donde guíe el destino, y que convierta a las olas en incontrolables, locas, abatiendo a ésta corta vida frente a mis ojos, lentamente. Una pequeña discusión, un fuerte grito, un cuerpo que yace en el río, siguiendo la melodía de tu fuerte presencia, impertinente pero sabia, como lo dicen tus ojos, observando las imágenes detrás de tus lágrimas que se desvanecen en aquel río. Maravillas encantadas con un sabor dulce, ya no es agrio, ni amargo, como el sabor de las derrotas. Unas luces de colores formando figuras de todo tipo, las lechuzas que miran y penetran otras miradas desde aquellos huecos de un par de árboles, las serpientes, sedientas de sangre, susurran en tu oído que te entregues a ellas. Un joven escondido entre los arbustos observándome mientras intento arreglar la barca y seguir mi viaje, y yo caigo, como aquel atardecer nublado, exhausta, sobre la madera mojada por la marea y las tormentas enfurecidas con la humanidad, decididas a ahogarnos con pensamientos extraños que se apoderan no sólo de nuestras mentes, sino que también de nuestras gargantas y lentamente nos quitan el aire, como un primer amor, y nos dejan en blanco, como una ruptura, o la luna en ésta larga y fría noche en la que me encuentro sentada en la arena, desesperada por ayuda, al lado de una pequeña fogata que poco a poco se apaga, como mi corazón y mi cerebro. Y despierto, pero nadie vino a buscarme, nadie quiso ayudarme. O quizás no me encuentren, o quizás no me encuentro. 
El sol se enciende, mis manos se mojan, mi mirada perdida encuentra cientos de ojos entre los árboles, que me observan de forma extraña, pero divertidos y curiosos, como la primera vez que te vi, y ya me siento en calma, y ya es hora de partir.

sábado, 16 de mayo de 2015

Luna

Si hoy la luna me sonríe
yo le sonrío de vuelta
y si se esconde entre las nubes
pienso que igual está cerca, 
cuando se parece a una uña
alegra mis noches
pasa a ser mi dueña
y yo la acompaño, fumando un cigarro
en aquel viejo coche.
Cuando está llena
pienso en la sabiduría 
siento que me serena
es que brilla tanto que quiero verla
acompañada de alguien
recostada en la arena,
y cuando la veo un poco amarilla
pienso en que quizás no se siente bien,
recostada en la madera agujereada de una silla
sé que la hirieron y me pregunto quién.
Y cuando me alejo y quiero estar sola
ella acompaña mis silenciosos pasos
refleja su rostro en alguna ola
sin permitir que alguien siga mi rastro.
Luna lunita
tan lejos estás de mis brazos
y aún así en cada estación 
recibo tus besos y cálidos abrazos.

lunes, 11 de mayo de 2015

Una mente en Montevideo

Hoy día escuché sonar el teléfono, quise que fueras vos, quise que estuvieras de regreso. Empacaste tus maletas y te fuiste bien lejos, te quejabas de mi, te quejabas de los viejos. No aceptabas las críticas, mientras de tu boca salía un "vistes", estabas tan empeñado en irte, que olvidaste recordarnos. "Entiendanlon" dijiste.
¿Quién te entendería así?
Solías tomar decisiones inteligentes, pero echaste a tu cabeza como si fuese un indigente. La cabecita que jamás entendió un mapa, perdida en la calle ha de estar.
Llena de ignorancia estaba, aunque la salvaste alejándola, y ella sin reproches dejó de pensar en ti, porque entendió de lo que se trata la vida, porque decidió comenzar a vivir.
Y un día me encontré con ella, estaba sentada en un banco color verde, un banco de Montevideo. Ahí donde hay muchas palomas, esperando como buitres que caiga al suelo un trozo de tu bocado. Ahí donde los edificios son altos y fríos, tan grises y apagados, es algo que me disgusta. Allá donde los autos se triplican a los de mi ciudad. Allá donde las caras son moldes de personas que carecen de sinceridad. Pero encontré una mente brillante, ahí donde todo lo gris en ésta época, adaptándose cual camaleón se vuelve marrón. Y me fui caminando con ella, y fuimos saltando charcos. Y me contó que estaba deshecha, pero necesitaba ser feliz de a ratos. Y juntamos algunas hojas, y limpiamos algunos parques, me preguntó como te encontrabas, sólo le conté que ya no me querías, me abrazó y me dijo 
"Lo siento, no tenía otra salida"




Cartas vacías

Mis brazos se congelan por el frío
no hay nadie más aquí
un puro silencio molesto
un ramo de flores
una carta vacía...

Y digo vacía 

porque tu alma lo está
y aunque quisiera tenerte,
mi reina,
no volverás, pequeña.

Y quiero quererte

aunque a veces no quiero
ojitos celeste cielo
con los brazos abiertos
te espero.

Tus manos 

fuentes de energía
toman cosas 
y las convierten en vida
como tu sonrisa.

Pequeño amante

de las cosas difíciles
como las colinas con nieve,
las tardes de frío
y un corazón aturdido.

Salvaje poeta

amigo del viento
quereme como te quiero
en este momento
te siento.

lunes, 4 de mayo de 2015

Locura

Mi locura es toda tuya, y sin dudar la comparto, porque sé que te hace reír, porque sé que te entretiene, y aunque a veces se detiene, la loca te seduce. Locura que te va a acompañar siempre, locura que esboza sonrisas y hoyuelos en los cachetes de los cansados, que pone a funcionar cerebros seniles, no por años, sino por daños.
Locura que pinta la ciudad color verde, que sólo es verde en su locura, porque de edificios se llenó, y no son edificios lindos, son grandes y dan miedo, pero mi locura los pinta color celeste, y se disimulan con el cielo. Locura que pinta estrellas en un cielo nublado, mientras gotas secas caen, como lágrimas falsas a mi lado.
Locura que abraza a los animales, así tengan algo de rabia, porque más rabia tiene el ser humano, y aún así me obligan a darle la mano.
Locura impulsiva, como mis manos en tu pecho, impulsos sin daños, impulsos deshechos. Locura amante del fuego, dios de los dioses, él no es un juego, y mi locura tampoco si no me equivoco, aunque puede que un poco, y puede que de a poco.
Locura sin medida, como el espacio exterior, algunos lo llamaron "amor", hubo otros que comentaron "dolor"
Locura que no tiene fin.
Loca locura que todo lo cura, y por algo se llamará locura. ¿Quién más que la locura me salvará de esta tortura? 
Nadie. Ni los mismos curas.

domingo, 3 de mayo de 2015

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Bichito guapo el hornero,
trabajador como un peón.
No necesita dinero
y a más, a más no tiene patrón.

viernes, 1 de mayo de 2015

a veces

A veces trato de entender si el problema está en mi o en los demás, y me quedo vagando durante meses en esa duda, y en los momentos en que no quiero acordarme de lo que está sucediendo es cuando más se acerca a mi, esa duda, aquella que me quita el sueño susurrándome innombrables cosas al oído, convenciéndome de errores fatales, controlado mi mente y alma, apoderándose de cada parte de mi ser. Tengo tantas ganas de alejarme que siento que poco a poco me desvanezco, me voy desvaneciendo en la vida de las personas, dejando poco y nada en ellos.
Entro en un estado que va más allá de estar tirado en la cama sin saber qué hacer, estoy en una realidad tan oscura que me aterra, y no encuentro luces en aquellos lados, ni siquiera fueron capaces de compartir una caja de fósforos, o alguna pequeña vela que sea mi acompañante en éste frío camino. Ahí es cuando empiezo a utilizar mis sentidos, y escucho las voces que dicen que no puedo, que no debo, que no necesito, y huelo ese olor tan repugnante, que revuelve mi estómago cual licuadora, y marea a mi cabeza hasta que ésta pierde noción de lo que sucede. Utilizando mi gusto encuentro lo amargo, un sabor desagradable invade mi paladar, y recorre mi cuerpo. A la hora de utilizar el tacto solo logro sentir algo áspero y frío, muy frío, me congela. Y el camino es tan largo, y no hay ni una luz que quiera guiarme, ni siquiera alguna luciérnaga que se perdió y vaga, al igual que yo. Entonces necesito una compañía, y no la encuentro, y tengo que seguir en esa oscuridad como si tuviese los ojos vendados, y mis sentidos, y lo que siento, no me favorecen, no me hacen sentir bien, probablemente sea un paralelismo psicocósmico entre aquel lugar y yo... pero ¿cómo hacer que desaparezca? si tan solo tuviese una pequeña luz que haya estudiado turismo, para entender de qué hablo y a dónde quiero dirigirme. Pero no es tan fácil como simplemente estudiar una carrera y así comprenderme, ésto va más allá de la silla en la que estamos sentados leyendo ésto, es dentro de mi cabeza, ¿y cómo voy a tener una guía, que haya seguido la carrera de turismo, para mis pensamientos turistas? vagos y cansados. 

Ciudad

Hoy desperté sintiéndome vacía, abandonada, defraudada, con la necesidad de que me acaricies suavemente la espalda mientras simplemente pienso, pienso en nada, en no pensar, en querer no pensar, y no puedo no pensar. Necesito que salgas de mi cabeza, porque ya no es tu hogar. Y aunque quieras quedarte, y aunque quisiera que te quedes, ya no pertenecés más. Tenés que huir, huir lejos mientras tengas tiempo, mientras todavía tengas oportunidades, andate, dejame sola que es lo que necesito, y necesitás, salir a recorrer la ciudad que te espera, saltar algunos charcos, rozar con tus manos algunos ladrillos y observar alguna hoja empapada por la lluvia, decolorándose por la misma, formando una mezcla de colores que caen por un agujero sin fondo, como vos, y como todo lo que sos. Sacate las medias, sacate los miedos, corré, caminá, sentate con un par de paraguas a esperar a alguien que no va a llegar, alguien que no quiere verte, un ómnibus que no va a pasar. Dejá de buscar respuestas que no sos capaz de escuchar. Quiero que observes y fotografíes en tu cabeza cuadrada cada rincón de tu ciudad, y que luego, ya mayor, se las enseñes a tus nietos sin necesidad de una cámara. Y cuando te sientas mejor podés volver, y cuando quieras escucharme también.