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martes, 20 de diciembre de 2016

Manzanas

no quiero desquiciarme, despistarme, destinarme
no juego para que el último nivel me desarme,
juego para mimarme, para entenderme, para quererme.
horas mirando el techo,
mi cabeza apoyada en tu pecho,
intento que mis pensamientos sigan derecho
me pasan la botella yo me estrecho
me siento un desecho, de mi muerte el lecho,
asecho,
mi mente aprovecha pero sigue insatisfecha
logra prender la mecha,
por eso ataca, arrejaca,
de mi jardín todo color arranca,
y mi esperanza una lanza que no avanza
mis pensamientos son una alianza
aún así me causan añoranza
los viejos años, a los que extraño,
a los que una vez mi ser dañó,
mis vivencias en peldaños,
algún rebaño extraño, un ermitaño,
los años viejos, que quedan lejos
en mi memoria se encuentran desparejos,
algo complejo y no me quejo.
un día nuevo, me elevo a huevo,
me muevo, me desencuevo, es un relevo
al que minuto a minuto yo me atrevo,
discuto por la verdad,
si no hay felicidad estoy de luto,
silencio absoluto, me transmuto
estoy helando, mi corazón blando
y por la vida voy bollando,
cargando, gritando, perdonando,
pero aún negando el fallo.

viernes, 2 de diciembre de 2016

diciembre

Tantos días iguales, dos como pocos 
y yo de tu mano recibía el comienzo 
del final de éste año que,
comenzaba en ti,
crecía en ti, 
acababa en ti, 
por y para ti.
Por ahí por el principio, 
que es por donde se empieza, 
yo lloraba como cuando mi madre
                                  sudando 
me traía a este mundo. 
Embriagada con el olor a uva,
besando aquella flor, 
me enteré que aparecías 
por primera vez en mi vida. 
Poco me interesaba; en verdad lo digo
                                       ¿quién soy?
Aún así senté cabeza y dije "voy". 
Psicoactiva toda esa magia
que entre cuerdas se enredaba en mi cuerpo,
en mis manos, 
en mi pecho.
Pensé: "¿por qué no?” y me arrimé.
"Es como un animé" pensé.
Entre balbuceos algún halago solté 
pero no era suficiente, lo que sentí no expresé. 
Sin querer le hablé a tu amigo, 
tu amigo respondía con preguntas 
y más cosas me cuestionaba yo. 
Hubo un par de historias de por medio, 
que no recuerdo por estar perdida, 
              naufragando 
                   en vos. 
Y él, que no lo notaba, 
como el Río de la Plata en días de tormenta, 
mi barquito de madera destruía, sin querer.
Luego de eso te perdí y me sentí perdida, 
pero recordé que me sentía con vida
                                              y ahí estaba, 
sentada en una plaza
mirándote a los ojos, 
creyendo disimular 
todo lo que podía sentir.  
Sin querer también te quise. 
Y pienso en la escuela,
en el liceo, 
en el museo. 
Y recuerdo unas raíces 
en las que quise dormir. 
El humo del cigarro, 
el olor a alcohol, 
nos echamos a reír, 
                y sin querer 
                me besabas, 
           acariciabas mi piel.
Las sensaciones eran nuevas para mi, 
tus labios en mi espalda, 
tus manos en mi espalda,
tu cuerpo... en mi espalda, 
cada movimiento era perfecto 
y yo pensaba, de nuevo 
                     y sin querer
ésta vez embriagada de vos:
"Qué bueno aquel día en el que lloré"
Porque fue la última vez que lo hice 
y no lo disfruté. 
Pensaba en cómo cambiaba mi vida 
y yo no lo estaba viviendo.
Abríala puerta y me abría una puerta 
hasta que me rendí y exhausta caí
                              a tu lado, 
                       donde quería estar. 
Es gracioso poder sentir tanto 
y expresar tan poco, 
es de esos momentos 
en los que el habla no alcanza 
para definir las emociones.
Las  emociones no necesitan nombres 
inventados por mentes perversas 
incapaces de sentir. 
Me da miedo decir que te quiero, 
pero siento/creo que,
lo hago con una fuerza y confianza 
que vale la pena vivir.

martes, 18 de octubre de 2016

Bosque

Recuerdo aquel último sueño;
yo caminaba en un bosque,
el bosque tenía un camino
no pude escribir mi destino
de todas formas me sentí bienvenido.
El camino era largo
iba deprisa
dos por tres soltaba una risa
pero no era de gracia 
fue incontrolable 
sentía cosquillas en el estómago
cada tanto el camino era doble
pero el viento me enviaba 
otra vez
a donde creí, pertenecía,
o merecía, o eso creía; creo.
El recorrido duró varias horas
varias horas estuve desnudo
hasta que llegando a lo que parecía
el fin del camino 
colgado entre ramas 
encontré un abrigo. 
Había una carpa, un fuego encendido,
intenté caminar, el piso estaba derretido.
Miré hacia abajo, quise entender el final
como cada vez que toqué fondo
lo único que encontré fue oscuridad. 
Cuando decidí levantar la cabeza
fue porque algo mojó mi cuello 
me ericé,
porque las nubes lloraban
al compás de mis versos,
y al son de mis lágrimas 
caían, se rompían
desaparecían en la nada inmensa
y yo inmensa me sentía.
Ya no lloré por tristeza,
ya se formó mi sonrisa,
la carpa era mi hogar,
el bosque era mi casa,
el piso aún me inquieta,
la oscuridad era mi lugar, 
las nubes eran mi meta. 

lunes, 29 de febrero de 2016

Embarazo.

Observo un retrato nuestro,
uno con aproximadamente diecisiete años;
aproximado porque algunos meses
siempre va a doler contarlos.
Tu mirada y la vil manipulación.
Quizás, ser tu apoyo me hizo fuerte,
o débil, o.... aún más fuerte.
Quizás veo en tus fieles manipuladores
la falta de un señor, en blanco y negro
a veces a color, que yo..
también perdí.
Me detengo en tu sonrisa,
me distrae un árbol detrás de la misma.
Sobre éste, una luna, a su lado, una panza.
Familiarizo al instante lo que hay frente a ella,
la misma sonrisa en la que naufragué.
Hace más de quince años, la arrancaste de mi vista,
mientras acusabas a una mujer
de no haber sentido amor.
Mientras le quitabas a una niña
la esperanza del cariño
que fue lo más devastador.
Cuando miro hacia aquel árbol,
y su luna, y la panza,
me pregunto, por alguna razón;
por qué quitaste tu cabeza, y no te llevaste tu corazón.
Quizás estabas harto de ella,
¿pero por qué de él no?
Y todos los días me pregunto
¿dónde está mi cabeza? ¿acaso también se la llevó?
con trozos de aquellos recuerdos,
esos que nadie entendió.
Como un par de bicicletas,
una gata gris, un ovejero alemán
Anul, y la Luna.
¿Qué es ese olor? ¿Alcohol?
¿Y esa sensación? ¡Soledad!
Aunque también recuerdo ángeles de arena,
la escena de un crimen,
en la que nos preparábamos para ser partícipes
inconscientemente,
aunque sabías en el fondo, que si seguía investigando,
incluso la cuerda naranja más fuerte
que usábamos para saltar
se iba a desenlazar, como cuando llegamos a nuestro final.
Me mostraste un mundo roto,
coincidí con tu interior, sentí tus latidos en mi pecho,
y tus lágrimas... me adueñé de ellas,
mis ojos estaban mojados, los tuyos ya no.
Pero me veía reflejada en ellos,
ahí adentro me encontraba yo.
La empatía llego a destruir, más de lo que construyó.
Adiós le digo a tu mente,
aunque en aquella captura se conservó.
Observo un retrato nuestro, hace diecisiete años atrás.
¡qué fácil fingir ser feliz! ¡qué difícil verte partir!






domingo, 21 de febrero de 2016

Calle 1, 2 y 3.

Cuando las palabras ya no funcionan como liberación
los pensamientos desbordan tu conciencia
y la inocencia de los sentimientos y la confianza
se desvanecen en cada esquina en la que te encuentro
cuando menos deseo voltear la cabeza,
y cuando más me aterra mirar hacia adelante.

Cuando me encuentro estancada en la irritabilidad;
la desesperación que me genera por fin entender que,
el pasado amarra y el futuro...
el futuro zozobra.

Anhelar tener la cama más pequeña
para no sentirse como un pez,
en el gran océano aún asi,
siendo el último de ellos,
gracias a nosotros, a nuestro egoísmo.

Y... ¿te acordás cuando por primera vez
le quitaste las rueditas a tu bicicleta?
tan grande era el deseo,
tan victorioso el camino,
y aunque un poco ansioso y otro asustado,
el miedo se había apartado.

Siempre estuviste seguro
de la fiel compañía que tenías al lado.
En algún momento pensaste:
"puedo andar toda mi vida con éstas rueditas"
Sí. Avanzarías de todos modos.
¿Y el riesgo? ¿La pérdida? pensás ahora.

La pérdida que trae cosas nuevas,
la pérdida que das por perdida aunque
en verdad...
mejora, renueva.
La caída, el sangrado, el dolor;
el llanto, el temor, la negación.
El amor, la sanación, la recuperación;
el valor, el querer, el poder.

Todo esto se logra con mirarte y entender
que aunque no seas el mismo de ayer...
tampoco yo lo seré.